sábado, 29 de septiembre de 2012

Vivir entre créditos. Una necesidad creada


Desde el 2007, se viene oyendo, como es obligatorio un cambio de modelo productivo para llegar a ser competitivos y la necesidad de no caer en los errores del pasado. En todo este tiempo se han adoptando un sinfín de medidas, cada cual más estéril desde el punto de vista productivo, pero sin embargo, sí han tenido un claro objetivo de cercenar los derechos y necesidades sociales adquiridas hasta el momento, y satisfacer a su vez, los intereses financieros de los bancos y grandes fortunas.

Es aquí donde quiero pararme a reflexionar acerca de un tema que considero que nos va a influir, y de modo negativo al transcurrir de nuestras vidas: los nuevos créditos personales

Y no es porque se hayan creado nuevos productos financieros ni nada por el estilo, sino por su fin, un fin perverso, el cual me temo que va a estar muy presente en nuestro día a día. Y ese fin va a ser ni más ni menos que satisfacer las necesidades básicas que antes disfrutábamos en nuestro estado del bienestar, y que por culpa de esas medidas antisociales, en poco, se están convirtiendo en todo un lujo.

Recapitulando, y para situarnos en materia sobre el problema, hay que ver de donde venimos y hacia donde vamos:

-Desde el 2007 hasta 2011 el descenso acumulado* del número de créditos hipotecarios se situó en un 69,2%, o lo que es lo mismo, el volumen de hipotecas concedidas en 2011 fue del 30% respecto a tan sólo hace 4 años.

-Al igual, de 2007 a 2011 el descenso acumulado* en la venta de vehículos ha sido del 50%. Pasando de 1614835 vehiculos matriculados en 2007 a 808059 matriculados en 2011.

*Estos descensos acumulados nunca se ofrecen, se ve que para no alarmar a la sociedad, y sólo nos dicen el interanual. Así que he debido hacerlo manualmente con los datos oficiales encontrados.


Pues bien, todo esto, unido al descenso de créditos destinado a ocio y otros fines (viajes, muebles,etc) ha hecho que el volumen de negocio de las entidades financieras cayera mucho y muy rápido.

Es pues, para que los bancos siguieran manteniendo estos niveles de negocio, se hacía necesario un giro en la concepción de los posibles nuevos créditos, ya que la actividad estaba muy parada. ¿Cómo? Pues muy sencillo, si la ciudadanía ya no acude a ellos o no les somos rentables para esos anteriores créditos, pues maquinando una estrategia conjunta con los gobiernos, deteriorando nuestros servicios elementales públicos con el propósito de crear la necesidad de acudir a ellos a pedir nuevos créditos.

Esto puede parecer un poco teoría de la conspiración que me he montado, pero a los hechos me remito:

-Subida de las ratios escolares, y descenso del profesorado.
-Subida drástica de tasas universitarias y aumento de las dificultades de optar a becas.
-Descenso de camas y servicios hospitalarios.
-Privatización de la gestión de hospitales
-Cierre de centros y consultas, aumentando el tiempo de espera de éstas.

Además le unimos a todo ello el aumento del coste del material escolar (4 a 21% IVA), aumento del coste en medicamentos, descenso de becas comedor, aumento de la edad de jubilación, y un largo etcetera...

Paralelemente, y por casualidad, sospechosamente vemos como proliferan centros sanitarios privados, se ceden terrenos a universidades también privadas, y a su vez se dan todo tipo de facilidades para su desarrollo.

Por todo ello, en la actualidad vemos como el descenso del poder adquisitivo de la clase media y baja, el deterioro paulatino de la educación y sanidad públicas, junto a pensiones cada vez más restrictivas, crean la clave del éxito. La gente ha perdido la confianza en los servicios públicos, se le encamina a pedir un crédito para costearse una carrera, una sanidad privada, un plan de jubilaciones... En definitiva, para poder acceder a servicios básicos con un mínimo de calidad que antes no había que pagar por ellos.

En definitiva, se nos inocula la necesidad de estar toda nuestra vida enlazando créditos, y que, de este modo la rueda nunca pare de rodar.